Bloody Mary.

Según cuenta la leyenda, existe un espejo perdido en el cual si te paras frente a él cosas extrañas pueden suceder. Yo lo encontré de casualidad en el desván de mi difunta abuela, no preguntarme cómo llegó hasta allí, pues no lo sé. Tras el espejo encontré una antigua carta enganchada en los pequeños anillos que formaban el marcó, por supuesto que la abrí, por supuesto que la leí. "Año 1840, Chavel, Danis y yo, tenemos el espejo, nos ha costado encontrarlo, estamos ansiosas por empezar, son tantos los misterios. Hemos entrado a la habitación, y está acondicionada, velas negras, jazmín, un poco de lavanda y ancas de rana secas en la ventana. También hemos dejado la tela de una musaraña en los picaportes, nos da miedo. El espejo que hay frente a nosotras no deja de chispear. ¡La hemos visto! Bueno, no yo... Chavel dice haberla visto. Ya no está, ya no está, el espejo era una trampa, no es el espejo es lo que hay dentro. Si, si, dentro de él. Es ella, ello, no lo sé... Tiene los ojos rojos, y la boca desencajada, aunque sonríe de forma siniestra. No puedo seguir escribiendo, algo presiona tras mis sienes, lo siento, esta ahí. *Habéis llamado a mi puerta* ¿Habéis oído eso? Grite, nadie contestó, nadie. ¿Dónde estás mis amigas? ¿Y por qué las velas se han apagado?. Ha soplado el aire desde la ventana, y las puertas no se abren. *Uno, dos, tres... * La melodia no deja se sonar, es ella, no quiero decir su nombre, Bloody... Cerré el diario asustada, y comencé a perventilar. Nerviosa, no pude moverme y entonces la sentí. La había recitado en alto. *Uno, dos, tres... * Su aliento en mi nuca y las garras de la muerte bajo mis pies.